Solemos etiquetar la duda como algo negativo, éstas asustan y son incómodas. Más aún en meses tan especiales como lo son los previos a tu boda. Parece un tema algo tabú. Se da por sentado que quien se casa debe estar al 100% seguro y no puede haber ningún problema en la relación.
Esos prejuicios sobre las dudas previas a la boda suelen generar culpa en quien las tiene y por lo tanto elegir llevarlas en soledad y silencio, pudiendo llegar a generar mucho malestar y no dejar disfrutar de una etapa tan especial para la relación.
Nuestro objetivo de hoy es validar, normalizar y entender la duda en esta etapa de la vida, porque puede ser más habitual de lo que parece y nos gustaría que si estás en esta situación puedas sentirte acompañada/o y comprendida/o.
La duda, como el resto de las emociones aparecen para indicarte algo. Por ello, es importante atenderla y tratar de comprender para qué aparece. ¿Qué está tratando de decirnos?
La duda no suele aparecer de la nada. Puede estar relacionada con temas de la relación o con un tema individual, como que estés presionándote mucho de cara a la seguridad que deberías tener o como deberías sentirte. Sea con lo que sea que esté relacionada, lo importante es poder encontrar la respuesta que te sirva para así poder calmarla.
Es importante detectar de donde puede venir. Mientras no solucionemos aquello que nos preocupa, eso nos va a seguir generando malestar. Quizá la duda te lleve a poder plantear una conversación necesaria para aclarar vuestras posturas respecto a un tema y así comprobar que estáis en el mismo equipo.
El día de tu boda seguro será uno de los más bonitos y especiales de tu vida, pero para poder disfrutarlo plenamente es importante llegar tanto a nivel individual como de pareja tranquilos y conectados emocionalmente.
Es cierto que abordar la duda puede resultar incómodo en un momento en el que se supone que lo que debe predominar es la felicidad. Sin embargo, quizás hacerlo te permita resolver. Puede que esta duda tenga que ver con un tema recurrente en la pareja o con algo con lo que no estás cómoda/o, entonces conviene afrontarlo. Es difícil, sobre todo por la presión que llevan incluidas las bodas, pero es importante tener presente que lo principal y fundamental es la relación. Forzar el matrimonio sin terminar de gestionar ciertos temas quizás no cuide de la relación y la exponga.
Puede que, en un año con tantos preparativos focalizados en un día, perdamos la perspectiva de lo que realmente es importante. Es un día increíble y precioso, hay que preparar la mejor de las celebraciones y cuidar cada detalle que sea importante para vosotros, pero, sobre todo, hay que preparar y cuidar la relación en cada paso que se de. El matrimonio es un paso importante en la vida, supone un cambio en nuestro ciclo vital y es importante atender también esta parte psicológica, emocional y relacional. Dedicad tiempo a lo largo de todo el proceso de preparación para poder hablar en pareja sobre como os encontráis.
Trata de dejar a un lado todas las expectativas sobre “como debería ser el año de tu boda”. Cada relación es un mundo y cada persona vive los acontecimientos de una forma. Lo importante es que cada paso os cuide y os fortalezca como pareja, siendo respetuoso con ambos y con vuestra relación. Una boda supone un hito en la vida y por lo tanto genera cambios y puede remover temas a nivel familiar, individual o de pareja. Atiende tus dudas y no las veas como enemigas, pueden ser una oportunidad para construir si te permites gestionarlas.
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La terapia es un buen recurso para todo el mundo, nadie es perfecto ni invencible. Quiero que tengas la libertad de dirigir tu vida, que recuperes tu tranquilidad interior para que vivas sin miedo al futuro y con energía para superar los problemas. Mi punto de vista como terapeuta te ayudará a ganar confianza y respeto para enriquecer el tuyo.
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